Carta abierta dirigida a Benedicto XVI en nombre de los pobres
Del padre Joaquín Alliende ante la encíclica "Caritas in veritate"
ZENIT.org
CARTA ABIERTA
Santo Padre, por mi trabajo, tengo el don de escuchar el clamor de los pobres de más de 140 países. Me permito hablarle en nombre de ellos. Gracias por su grito contra el escándalo de la injusticia. Gracias por mostrarnos el camino de la esperanza que no es otra ilusión más, otra aventura hacia un nuevo fracaso. Gracias por su encíclica "Caritas in veritate". Sus palabras proclaman que la pobreza y la desigualdad en el mundo no son un hecho fatal, una catástrofe de la naturaleza. Usted nos urge a tomar conciencia de nuestra libertad. Despierta nuestra responsabilidad para plasmar un siglo XXI en la paz que nacerá de la verdad y la justicia. Usted nos comunica la sabiduría de Cristo. Nos muestra el amor inteligente, racional y eficaz. Su carta abre el horizonte de la fraternidad práctica y sólida. En ella, resplandece la verdad esencial de la amistad humana. En su encíclica responde a nuestras preguntas claves: los habitantes de la tierra ¿pueden vivir como hermanos?; el más necesitado ¿puede ocupar el primer lugar entre todos?; ¿cómo podríamos ser hermanos, sin ser cada uno, hijo del Dios vivo? Tras el descalabro de la crisis financiera, usted señala que la justicia solidaria no se establece sólo haciendo un ajuste monetario. Más allá del cambio de leyes y reglamentos, usted reclama una firme decisión ética, en la convivencia nacional y global. Usted se atreve a exigir, además, el espacio de la fraternidad gratuita y creativa. A los dirigentes del mundo, les propone el Evangelio como alma de la economía del tiempo futuro. Gracias, Santo Padre, por su crudo realismo y por la verdad del amor sin transacciones.
Respetuosamente,
Padre Joaquín Alliende
"Caritas in veritate"
Una encíclica para América Latina
Por Leonidas Ortiz, director del Observatorio Pastoral del CELAM
ZENIT.org
1. Frente al atraso de nuestros pueblos: "la caridad en la verdad", impulsora de un auténtico desarrollo.
2. Frente a sistemas políticos endebles: la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz.
3. Frente a los conflictos internos y externos: promover un diálogo sustentado en valores, escuchando la voz de las poblaciones interesadas.
4. Frente una visión antropológica inadecuada: una evangelización que promueva el desarrollo integral de la persona.
5. Frente a la crisis que viven nuestras comunidades: una visión articulada del desarrollo y una nueva síntesis humanista.
6. Frente al desprecio por la vida humana: la apertura a la vida, la cual está en el centro del verdadero desarrollo
7. Frente al ateísmo práctico, al fanatismo y al indiferentismo religioso: afirmar la presencia de un Dios que es garante del verdadero desarrollo de la persona y de los pueblos.
8. Frente a un desarrollo sin alma: estimular la vivencia de un amor rico en inteligencia y de una inteligencia llena de amor.
9. Frente a la inequidad social: dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.
10. Frente a las graves distorsiones de la economía: una ética financiera internacional y responsabilidad social de la empresa
11. Frente al creciente fenómeno del desempleo: fortalecer una política de un empleo decente para todos y todas
12. Frente a una globalización de corte neoliberal: favorecer una integración planetaria de orientación personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia
13. Frente a la pobreza de los pueblos en desarrollo: promover una cooperación internacional que tenga en cuenta la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto
14. Frente al deterioro de la ecología: se hace necesaria una alianza entre el ser humano y el medio ambiente
15. Frente al fenómeno de los desplazados y de los migrantes: tener en cuenta su cultura, sus valores y su contribución al desarrollo del país que los acoge
16. Frente a los nuevos desafíos en la comunidad internacional: promover la reforma de la ONU y dar una voz eficaz a las naciones más pobres